María de Alvear, en la modalidad de Composición, y Jordi Savall, en Interpretación, fueron galardonados el pasado 29 de octubre con estos premios en la edición de este año –unos premios que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y que están dotados con treinta mil euros cada uno–, sin embargo Savall (en la foto) decidió renunciar al suyo al entender que procede “de la principal institución del estado español responsable –en palabras del músico catalán– del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores”. Por lo demás, decir que el jurado concedió esta distinción por mayoría a la primera por “la calidad de su música, por su prolífico trabajo de proyección internacional, su consideración de pionera en la manera de concebir la obra como un todo y de interactuar con otras artes”, así como por ” su forma de canalizar influencias musicales de manera transgresora, a través de su propia experiencia personal y por el compromiso con los jóvenes compositores”. La decisión de distinguir a Savall, pese a su posterior renuncia, fue también por mayoría al tratarse de “uno de los grandes intérpretes de nuestro tiempo, referente de varias generaciones de músicos”, entre otras muchas cosas.